Así como existe un ritmo en el hogar, la naturaleza nos refleja sus ritmos estacionales durante el año.
La mesa estación es una ventana hacia el exterior que graba en el niño su presente. Es observador de las vestimentas de la tierra y vivencia en su interior las transformaciones que en ella suceden. El niño se conecta con el ritmo de la tierra, sus ánimos y colores.
Al crear una mesa estación debemos tener en cuenta la utilización de materiales nobles, incorporando elementos propios de la naturaleza. Podemos hacer partícipe al niño en su elaboración donde se sentirá parte de un proceso importante.
“En este rinconcito queda plasmado el alma de sus creadores, traemos a nuestro hogar un pedacito de nuestro mundo exterior”
